Estudios de la mujer Blog de Anarella Vélez

14/09/2010

Ponencia al XII Congreso Centroamericano de Sociología: Las feministas hondureñas en el movimiento social en resistencia.

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FEMINISTAS EN RESISTENCIA

Ponencia al XII Congreso Centroamericano de Sociología

San José, Costa Rica

3-6 de agosto de 2010

Las feministas hondureñas en el movimiento social en resistencia

Anarella VÉLEZ*

Porque aún siendo el feminismo uno de los motores principales del cambio de valores que opera en nuestras sociedades desde hace siglos, nunca ha dejado ni dejará en mucho tiempo de ser fundamentalmente una polémica, con lo cual quiero decir una contrastación de argumentos, un enfrentamiento más o menos velado entre deseos contrarios y expectativas contrarias, y, en el caso límite, una resistencia.

AMELIA VALCÁRCEL

La participación de las feministas en la resistencia tiene una larga y compleja Historia. Las hondureñas son herederas de la larga tradición de lucha de las mujeres del mundo, que se inicia con la irrupción de la corriente ideológica feminista entre los siglos XVII y XVIII, un fenómeno paralelo a procesos históricos tales como la Revolución Inglesa, la Revolución Francesa, la Revolución Industrial y la emancipación de América del imperio colonial. No está de más aclarar que la lucha y resistencia de las mujeres han persistido desde siglos anteriores, aunque un tanto invisibilizadas por la historia patriarcal.

Nuestras antecesoras asumieron la influencia, desde la América colonial, de Sor Juana Inés de la Cruz, quien en su famoso texto Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, planteó una defensa del derecho de las mujeres al conocimiento. Sin embargo, no podemos olvidar que durante los siglos del coloniaje español, las vidas de las mujeres criollas, mestizas, indígenas y negras esclavas se desenvolvían entre el hogar, la iglesia, el hospital y la labranza.

Privadas de asistencia médica ginecológica y del acceso masivo a la educación elemental, salvo que se educaran mediante el sacrificio de su libertad al ingresar a alguno de los conventos de monjas de la región centroamericana, muchas de esas mujeres dependían de los hombres de su casa —padres, hermanos, esposos, cuñados— para escribir o leer documentos personales y judiciales.

Los hombres eran los únicos que poseían los elementos necesarios para leer, escribir y hablar “en Castilla”, la lengua impuesta por la autoridad europea de conquista y colonización.

Pese a ello, las leyes imperiales ibéricas cobraban tributo a las mujeres, por lo que les permitían realizar transacciones de fuertes sumas monetarias por tierras o por hatos de ganado, a la vez que les negaban derechos políticos como participar en las elecciones periódicas de autoridades municipales o de la intendencia.

Por estas y otras razones, no resulta extraño que las mujeres hayan tomado parte en muchos de los más importantes motines y alzamientos populares que hubo en la Capitanía General de Guatemala entre los siglos XVI y XVIII. Abrigaban ellas la esperanza de que los cambios radicales dieran paso a una nueva sociedad que reconociera sus aspiraciones femeninas y les abrieran de lleno, las puertas de la política, la educación y de la historia [1].
En América el movimiento femenino “moderno” nació en los albores de la lucha por la igualdad y la emancipación, inmediatamente después de la independencia de los EE.UU (1776) y de la Revolución Francesa (1789) y las demás revoluciones liberal- burguesas que plantearon como objetivo central la consecución de la igualdad jurídica y de las libertades y derechos políticos.
Pronto surgió la gran contradicción que marcó la lucha del primer feminismo: las libertades, los derechos y la igualdad jurídica que habían sido las grandes conquistas de las revoluciones liberales no beneficiaron a la mujer. Los “Derechos del Hombre y del Ciudadano” , que proclamaba la revolución francesa, se referían principalmente al “hombre”, no al conjunto de los seres humanos.
A partir de aquel momento, en Europa Occidental y en Norteamérica se inició un movimiento, el feminismo, que trabajó por la igualdad de la mujer y su liberación. Durante ese período, el principal objetivo del movimiento de las mujeres se circunscribía a la consecución del derecho de voto. Nacía así el movimiento sufragista.
Para el movimiento de las mujeres hondureñas ha sido de trascendental importancia el surgimiento de la corriente que planteó la relación clase-sexo, La más destacada exponente de este pensamiento fue Flora Tristán , quien, a mediados del siglo XIX, vinculó al problema obrero, la cuestión de las mujeres como un tema específico. Flora Tristán nos ha legado una importante lección: las demandas relacionadas con la familia, con el derecho al divorcio, el derecho de las mujeres a la propiedad. Decía que así como la liberación de la clase obrera sería una conquista propia, la liberación de las mujeres, tendrá que ser obra de las mismas mujeres. Fue una luchadora incansable, y ampliamente reconocida como precursora del feminismo socialista.
A fines del siglo XIX, el teórico alemán socialista, Augusto Bebel, publicó su obra La mujer y el socialismo, y Federico Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, ambos textos fundamentales del pensamiento marxista y feminista.
En el siglo XX, las socialistas Clara Zetkin , Rosa Luxemburg y Alejandra Kollontay, ampliaron y enriquecieron esos planteamientos. El libro de Kollontay, La mujer nueva y la moral sexual, es una obra enriquecedora del pensamiento feminista socialista.
En las postrimerías del siglo XIX y principios del XX, el movimiento sufragista había logrado su objetivo. Esta lucha no fue fácil, no sería sino hasta la primera mitad del siglo XX, que el derecho al voto fue concedido a casi toda las mujeres.
En América Latina, en la mayoría de los casos, el movimiento autónomo de mujeres tuvo como finalidad inmediata reafirmar el papel de la mujer en la sociedad, al luchar por sus derechos cívicos y culturales. La implementación de ese objetivo adquirió diversas modalidades en cada país latinoamericano.

El sufragio de las mujeres cobra mayor impulso continental a partir de las resoluciones emitidas en las reuniones Panamericanas, desde 1922. De tal manera que los primeros países en acoger tal acuerdo fueron Ecuador, en 1929, Brasil y Uruguay en 1932; Cuba, en 1934, República Dominicana, en 1942; Guatemala, en 1945; Panamá, en 1946; Venezuela y Argentina, en 1947, Chile y Costa Rica, en 1949, El Salvador, en 1950. A partir de entonces, de forma gradual se otorgó la ciudadanía y los derechos políticos. Aunque aún en Bolivia, Haití, Perú, Honduras, en 1955, Paraguay y Colombia no permitían el sufragio femenino para la elección presidencial; solamente para las elecciones municipales, lo admitieron Perú, Haití y Bolivia [2].

En este contexto, Visitación Padilla y Graciela Amaya son, sin lugar a dudas, las mujeres de mayor protagonismo político y social en la primera mitad del siglo XX en Honduras. Padilla nació en Talanga, departamento de Francisco Morazán, el 2 de julio de 1882, en plena Reforma Liberal. Se educó bajo el cuidado de Guadalupe Reyes, conocida y sobresaliente maestra en su tiempo, declarada seguidora del pensamiento y obra de Ramón Rosa, lo que, sin duda alguna, propició su formación intelectual y política para desenvolverse con propiedad en el ambiente culto de las/os escritoras/es de su tiempo.

Graciela García, aunque nación en El Salvador el 2 de enero de 1895, es una emblemática luchadora de las causas populares y por los derechos de las mujeres en Honduras. Realizó significativos aportes en lo social, sindical, político y cultural. Soportó persecución, encarcelamiento y destierro por sus ideas transformadoras a las cuales nunca renunció. Desde temprana edad estudió e hizo suyas las ideas revolucionarias de los años veinte, se organizó y contribuyó a la organización de las mujeres y los trabajadores en diferentes ciudades hondureñas, impulsó la educación popular y fue de las primeras mujeres de clara militancia política democrática, patriótica, socialista y anti imperialista.

Graciela García desafió la represión de las dictaduras de los años treinta en Centroamérica y participó en acciones por la democratización de Honduras, El Salvador y Guatemala, países de los cuales fue expulsada.

La mitad de sus casi cien años de vida estuvo exiliada en México, donde siempre se mantuvo vinculada a las luchas de los pueblos por una sociedad con justicia para todos y todas.

Ambas compatriotas conocieron a las/os pensadoras/es revolucionarias/os de latinoamérica y del mundo de entonces. Este es el caso del escritor, diplomático y político socialista argentino Manuel Ugarte, cuyo pensamiento signó la visión del mundo de Visitación y Graciela. Gracias a la obra divulgadora de Ugarte, las corrientes del pensamiento más crítico de principios del siglo XX circularon por los diversos ámbitos de América Latina.

Hacia 1907 y 1910 se desarrollan dos encuentros internacionales que van a tener una decisiva influencia en la historia de las mujeres del mundo. Se desarrolla el VII Congreso de la Segunda Internacional, en la ciudad de Stuttgart. A la convocatoria de este organismo internacional respondieron con su presencia Manuel Ugarte, Rosa Luxemburgo y Clara Zetkin, entre otros revolucionarios de ese tiempo.

En el mencionado Congreso se debatieron temas de trascendental importancia: la posición ante una posible guerra mundial, la actitud ante el colonialismo y los problemas de la mujer trabajadora, así como otros posicionamientos que se propagaron por América Latina. Se tomaron resoluciones que han trascendido en las distintas latitudes del planeta. Fue en el marco de la II Internacional que se estableció al Primero de Mayo como el día del trabajador y al 8 de marzo como el de la mujer trabajadora.

Entre tanto, en Honduras se conocen las experiencias de las otras mujeres del continente. Durante las tres primeras décadas del siglo XX, las latinoamericanas lograron crear organizaciones autónomas de índole social y política. Si bien es cierto que la independencia del movimiento feminista de aquella época distaba del mismo carácter que el de las actuales organizaciones de mujeres, no deben descalificarse los esfuerzos de aquellas mujeres por procurarse una estructura organizativa autónoma.

Tras la consecución del derecho a la educación, las mujeres se lanzaron a la demanda del reconocimiento del derecho a ejercer el sufragio.

En las actividades por la participación política se destaca la intervención de Alejandrina Bermúdez de Villeda Morales, quien fungía como presidenta de la Federación de Asociaciones Feministas de Honduras, y Visitación Padilla como miembra del PLH. En respuesta a la presión de las mujeres, la moción fue presentada el 25 de enero de 1954 en el Congreso Nacional por cinco diputados encabezados por Elíseo Pérez Cadalso. Empero, los derechos políticos de la mujer no fueron oficialmente reconocidos hasta en 1955, debido al golpe de Estado en contra del gobierno de Julio Lozano Díaz. Tomada en consideración por unanimidad, se aprobó el Decreto número 30, el 25 de enero de 1955, que reconoce a la mujer hondureña sus derechos políticos. A partir de entonces, celebramos el “Día de la Mujer”.

Una vez que las féminas obtuvieron el nuevo derecho, se involucraron en las actividades políticas del país. Lo que se ha incrementado a través de la historia. En el presente podemos ver mujeres crecientemente involucradas en cargos de elección popular, así como candidatas a cargos importantes en el gobierno de la República.

Con la conquista del derecho al voto, lo grupos de mujeres afiliadas a la Federación de Asociaciones Femeninas de Honduras (FAFH), continuaron su lucha para lograr la igualdad con los hombres en el desarrollo integral del país.

La FAFH acentuó su labor en el papel de la mujer en la familia. Su avenencia con el sistema político permitió a la organización vincularse con el Estado en la toma de decisiones en ciertas políticas sobre la mujer. Uno de los principales logros fue incidir para que en 1984 se emitiera el Código de Familia.

Vinculada a los órganos del poder, la FAFH logra participar, en 1976, en el Consejo Asesor de la Jefatura de Estado, con tres representantes propietarias y tres suplentes en calidad de consejeras, distanciándose de las mujeres de los demás países centroamericanos, que desde los años cincuenta estaban ligadas a organizaciones políticas obreras y a las demandas de las organizaciones populares.

Obreras y Campesinas

En 1969, finalmente un grupo de mujeres del Partido Comunista Hondureño (PCH), fundaron la Alianza de Mujeres Hondureñas, a la cual posteriormente se afiliaron unas dos mil mujeres, en su mayoría obreras y pobladoras y algunas profesionales. A partir de entonces éstas se vinculan a las luchas de nuestro pueblo en demanda de mejoras sociales.

Hacia 1975 la Iglesia Católica organiza el Comité de Amas de Casa. Sin embargo, sus actividades fueron entorpecidas por la intranquilidad política profundizada por la masacre de Los Horcones. Algunas activistas continuaron su trabajo, y en 1978 se fundó la Federación Hondureña de Mujeres Campesinas (FEHMUC).

FEHMUC asumió el reto de integrar a la mujer campesina al proceso de desarrollo del país y luchar por el respeto a los derechos humanos. Su compromiso lo encauzó en proyectos productivos en actividades tradicionalmente femeninas.

Diez años después , tras un complejo proceso de encuentros y desencuentros, CODIMCA llegó a contar con 437 grupos de base y 8 mil mujeres afiliadas.

En 1989, un grupo de ellas entró en discrepancias con la directiva y provocaron el aparecimiento de una nueva dirección paralela a la ya existente. En 1991, las mujeres disidentes se retiraron y fundaron la Asociación Hondureña de Mujeres Campesinas (AHMUC) y proclaman como pilar fundamental el acceso de la mujer a la tierra.

Otra experiencia organizativa de la mujer campesina es el Enlace de Mujeres Cristianas, organización que surgió en 1985 con el nombre de Programa Educativo de la Mujer (PEM), que inició en Santa Bárbara y luego se extendió a otros departamentos de la zona noroccidental del país. Sus fundadoras también estuvieron vinculadas en su mayoría a los clubes de amas de casa de las comunidades eclesiales de base de la iglesia. Su organización fue menos vertical y más participativa.

Los Movimientos urbanos de mujeres en la segunda mitad del siglo XX

La urgente necesidad de organización fue también percibida por las mujeres residentes en las ciudades. Las presiones de las que es víctima la mujer, tanto en el hogar como en sus centros laborales y la sociedad en general, provocan el surgimiento de diversas organizaciones, con propósitos de mejorar sus condiciones de vida. Para ilustrar un poco la organización de las mujeres urbanas en la década de los 80 citaremos las organizaciones más sobresalientes, entendiéndolas como decisivas protagonistas del movimiento social hondureño.

Las Chonas

El Movimiento por la Paz, “Visitación Padilla”, más conocido como “Las Chonas”, surgió el 25 de enero de 1984, para reclamar el respeto a los derechos humanos. Hasta 1989 realizaron una intensa labor de sensibilización, denuncia y repudio por la ocupación militar norteamericana del territorio nacional y pusieron en evidencia la posición servil y entreguista de los gobernantes. En esta organización sobresale el papel de Gladys Lanza y Merly Eguigure.

El Centro de Estudios de la Mujer

El Centro de Estudios de la Mujer – Honduras, CEM-H, es una organización civil sin fines de lucro, con veintidós años de reconocida trayectoria pública, que trabaja en la defensa y promoción de los derechos humanos de las mujeres, impulsando la participación ciudadana y política de las mujeres en todos los ámbitos con equidad de género. Es una Organización no gubernamental de mujeres, independiente de partidos políticos e iglesias. Obtiene su personería en 1987. En esta organización es justo rescatar los nombres de María Elena Méndez, Mirta Kennedy y Miriam Suazo.

CODEMUH

En junio de 1989, un taller que analizaba la situación de las mujeres en Honduras identificó la necesidad de tener una organización de mujeres urbanas que desarrollara un análisis de género y ofreciera una visión feminista para lograr un cambio significativo en la vida de las mujeres. Ese taller dio como resultado la fundación de la Colectiva de Mujeres Hondureñas (CODEMUH), en esta tiene particular trascendencia la participación de Zoila Madrid.

La Colectiva de Mujeres Hondureñas, CODEMUH,; es un espacio feminista autónomo de intercambio de experiencias para apoyarnos en nuestra vida como mujeres.

El Centro de Derechos de Mujeres

En 1992, varias mujeres que estaban trabajando desde la iniciativa del Comité Latinoamericano y del Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM-Honduras), deciden conformar el Centro de Derechos de Mujeres (CDM). Se trata de una organización social, feminista, de defensa y promoción de los derechos humanos de las mujeres en Honduras.

El Centro de Derechos de las Mujeres, CDM, se ha convertido en la más importante institución feminista, autónoma, que trabaja con mujeres no-organizadas y organizadas en instituciones comunitarias, de base, gremiales, mixtas o solamente de mujeres de zonas urbanas y rurales, estudiantes de secundaria y universidad, políticos y políticas, así como funcionarios(as) de gobierno, comunicadoras, la sociedad en general. Asimismo, con organizaciones sociales comprometidas con la construcción de una verdadera democracia en nuestro país y fundamentalmente defensoras de los derechos de las mujeres desde el sistema judicial. En esta organización resalta el papel que han jugado María Antonia Martínez, Gilda y Suyapa Rivera y Claudia Herrsmandorrsfer.

Inicios del Siglo XXI

La ANDEH, Asociación Nacional de Escritoras de Honduras, se organiza a inicios del siglo y hacia 2004 obtiene su personería jurídica y lucha por visibilizar y mejorar las condiciones de trabajo de las mujeres escritoras de Honduras. En la actualidad son destacadas activistas de esta organización las escritoras, Lety Elvir, Divina Alvarenga, Diana Vallejo, Diana Espinal, Anarella Vélez.

También se organizan las mujeres lesbianas en la Red Lésbica de Honduras Las Cattrachas, cuyas caras más visibles son Indira Mendoza y Gabie Mass

Asimismo, surgen alrededor del XXI:

Colectivo Feminista Mujeres Universitarias, COFEMUN;
Movimiento de Mujeres Socialistas, “Las Lolas”;
Centro de Estudio y Acción para el Desarrollo, CESADEH;
Jóvenes Feministas Universitarias;
Red de Mujeres Jóvenes;
Comisión de la Mujer Pobladora;
Articulaciones Feministas de Redes Locales;
Convergencia de Mujeres de Honduras;
Iniciativa Centroamericana de Seguimiento a Cairo y Beijing;
Feministas Independientes.
Y se funda en la UNAH la Cátedra de Estudios de la Mujer, en la que es justo señalar el papel motor de Blanca Guifarro.
2009

Con la propuesta de participación ciudadana del Presidente Manuel Zelaya las mujeres vieron una oportunidad para ampliar sus áreas de intervención e incluir en la agenda del gobierno sus particulares demandas. En el 2008 se unen para contribuir a conformar el Segundo Plan de Igualdad y Equidad de Género y dejan expresadas en el mismo sus reivindicaciones específicicas. En mayo de 2009, se organiza el Espacio de Debate de las mujeres feministas organizadas, con la finalidad de aunar esfuerzos y apoyar el proyecto de la Consulta Ciudadana. Ese Espacio de Debate está constituido por el Centro de Estudios de la Mujer, CEMH; el Movimiento de Mujeres Socialistas,” Las Lolas”; el Colectivo Feminista Mujeres Universitarias, COFEMUN; Centro de Estudio y Acción para el desarrollo, CESADEH; Jóvenes Feministas Universitarias; Red de Mujeres Jóvenes; Comisión de Mujer Pobladora; Articulaciones Feministas de Redes Locales; Convergencia de Mujeres de Honduras; Iniciativa Centroamericana de Seguimiento a Cairo y Beijing; Centro de Derecho de Mujeres y Feministas Independientes. [3]

El mismo 28 de junio se preparaban para participar en el proceso de consulta ciudadana. Estaban a cargo del centro de votación de las mujeres. A las seis de la mañana recibieron la noticia del golpe de Estado y la expulsión del Presidente hacia Costa Rica. En esos momentos decidieron movilizarse hacia Casa Presidencial y reunidas ahí se identificaron como “Feministas en Resistencia” y pasan a formar parte del Frente Nacional en Resistencia contra el Golpe, a cuya organización también se adhieren la Asociación Nacional de Escritoras de Honduras (ANDEH) y Cattrachas. Hasta hoy están luchando porque se restablezca en Honduras el respeto a los derechos humanos, la libertad y la paz y, por supuesto, es tema central de su agenda el restablecimiento de la democracia y la conformación de una Constituyente de la que derive una nueva Carta Magna incluyente, equitativa y respetuosa de los derechos de las mujeres.

Este es el hecho más inmediato que explica el papel de las feministas en el movimiento popular hondureño. Responden a la convocatoria que impulsó el presidente Zelaya Rosales a través de la que sería la consulta ciudadana más importante de la historia de la democracia hondureña. Se preguntaría al pueblo si deseaba que en las elecciones de noviembre de 2009 se instalara una cuarta urna para elegir una Asamblea Nacional Constituyente en 2010. El objetivo: elaborar un nuevo texto constitucional.

En este contexto, decidieron participar en el Espacio de Debate Feminista de cara a la Consulta Popular [3], con miras a debatir sobre los asuntos agrarios con una visión de género y en el que las mujeres campesinas sean partícipes y beneficiarias del uso y control del patrimonio de sus tierras y todos los bienes naturales, incorporando el punto de vista de las feministas en cuanto a la paridad participativa y a sus derechos sexuales y reproductivos, entre otros temas [4].

Considerando este escenario concluyeron que las fuerzas populares y progresistas del país, incluidas las feministas tenían ante sí el desafío de articularse de manera autónoma e independiente para promover y participar en la Asamblea Nacional Constituyente (evitando, desde luego, gravitar de manera exclusiva y sumisa en torno a la convocatoria y orientación de Casa de Gobierno). A partir de entonces asumieron el desafío de garantizar que la Asamblea y la nueva Constitución sean democráticas, progresistas e incluyan a todos los sectores. De lo contrario se corre el riesgo de que se dicte e imponga una nueva Constitución para los grupos de poder que incluso retroceda en los logros democráticos hasta ahora conquistados.

En todo el mundo se conocieron los nefastos sucesos desencadenados desde el domingo 28 de junio de 2009. De ahí en adelante las feministas iniciaron su andadura política unidas y con una identidad propia en el seno del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado. Al definir el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado (a partir de enero de 2010, Frente Nacional de Resistencia Popular, FNRP) [5]. Es necesario señalar que éste es un movimiento amplio que surge y se da a conocer como tal el mismo día de la ruptura constitucional. Se trata, en realidad, de un verdadero conglomerado socio-político en el que militan una variedad de hondureñas y hondureños, quienes a su vez están organizados en partidos políticos, gremios, agrupaciones urbanas y rurales, y cuyo elemento común es la defensa de la democracia, demandar la vuelta al orden institucional, el retorno del presidente Zelaya al gobierno y la lucha por la Constituyente. A este movimiento se suman las mujeres con el nombre que las identifica a partir de entonces: Feministas en Resistencia (FER)

Planteamientos del movimiento feminista

La alianza entre una parte del movimiento feminista y el presidente en torno al Cuarto Urna tenía un antecedente: en abril de 2009 grupos fundamentalistas religiosos lograron que el Congreso Nacional aprobara una ley para prohibir el uso y distribución de las Pastillas Anticonceptivas de Emergencia o PAE, legales en el país desde 1992. En ese momento, las feministas hicieron un pacto político con el Presidente Zelaya, y lograron que el 19 de mayo de ese año, desde el ejecutivo se vetara este proyecto de ley. El segundo día después del golpe de estado, se aprobó una ley para prohibir el uso y distribución de las Pastillas Anticonceptivas de Emergencia o PAE [6].

Pero más allá de todo esto, el peligro inminente que representaba la presencia militar en las calles y en la casa presidencial, y el asumir el regreso a la época de los golpes de estado, hizo que desde el 28 de junio, las feministas se agolparan desde tempranas horas de la mañana a la casa presidencial. Allí se encontraron, ese día una de las compañeras llevó un cartel que decía “Feministas en Resistencia contra el golpe”. Esa fue la primera vez que se autodenominaron de esa manera. Allí nacieron, en medio del movimiento social que se levantaba en contra del golpe militar [7].

Considero de particular interés establecer que las feministas hondureñas han hecho sus reflexiones sobre su papel en la construcción de la sociedad y la cultura. Estas reflexiones han venido guiando su participación en el proceso de cambio que vive Honduras. Han avizorado que su vinculación al proceso de construcción de un sistema de relaciones al interior del movimiento popular podría transformarse y ubicar en la agenda de éste los intereses particulares de las feministas.

Las FER entienden que su inserción en el movimiento popular es una apuesta arriesgada. Sin embargo, es válida para darle visibilidad y aportarle carta de ciudadanía al feminismo en Honduras. Comprenden que ésta es una oportunidad única para abogar por un espacio propio a esa parte de la historia que siempre se les ha negado, y que sería la ocasión propicia para continuar haciendo oposición al orden establecido, es decir, encarar al sistema patriarcal-capitalista en el que lucha por sobrevivir. Y, sobre todo, por su reconocimiento como personas feministas [8].

Entienden que ésta es una oportunidad para romper con el arquetipo de feminista que no se contamina políticamente con las medios comunes de la lucha popular. Ese arquetipo la codifica dentro de una corriente masculina de la femineidad y la historia de género en el movimiento social. Deciden hacer sus aportes.

También comprenden que la decisión del pueblo hondureño por transformar su propia realidad tiene implicaciones que van más allá de las propias fronteras de nuestro país, y se han preguntado sobre las causas del golpe y sus gestores.

Causas del golpe

¿Por qué el gobierno de EE UU se ha empeñado en socavar la democracia de un país que, obviamente, no ofrece un gran mercado ni oportunidades de inversiones de gran envergadura a sus transnacionales? Es un mercado que, por su tamaño, no puede tener recursos naturales importantes ni bienes que el complejo militar industrial no pudiese dejar de lado o que la población civil de EE UU no pudiese producir ella misma.

Cuando reflexionamos sobre las causas internas al golpe nos hacemos muchas preguntas: ¿Qué intereses partidarios y políticos aglutinaron al presidente del Congreso Nacional con los militantes del Partido Nacional y con algunos miembros de otros partidos políticos? ¿Qué intereses agruparon a los miembros de la Corte Suprema de Justicia con el Congreso Nacional y el Ministerio Público? ¿Cuáles son los intereses económicos tras el golpe que unieron a todas las organizaciones gremiales de los empresarios en contra del proyecto de consulta ciudadana?

Las feministas tienen, por supuesto, sus propias respuestas. Han comprendido que para EE UU es inadmisible la decisión de la América Latina que entiende que estará mejor situada como una unidad de naciones soberanas que le permita controlar su propio destino. Las feministas saben [8] que los pueblos de América Latina y Estados Unidos deben refundar sus naciones y recuperar sus países del control de las transnacionales y el complejo militar industrial. Deben construir naciones que coexistan en paz, estableciendo relaciones de mutuo respeto, naciones fundadas en una ética de la no-violencia y una política del verdadero buen vecino.

También han visto que la oligarquía, la Iglesia y los militares se han unido para defender una democracia de viejo cuño, en la que la represión de manifestantes, las violaciones a las garantías individuales y los controles a la libertad de expresión son simples “gajes del oficio de gobernar”.

Las FER entienden que los políticos hondureños le han dado un fuerte golpe al proceso de construcción democrática que se ha venido gestando en los últimos 28 años. La oligarquía ha puesto en evidencia su intolerancia, irrespeto a la independencia de poderes, autoritarismo, desdén por los cambios que se han producido en el contexto internacional, ambiciones desmedidas, subordinación a los grupos económicos y una profunda falta de respeto al Estado de derecho.

En este contexto, las FER entienden que las Fuerzas Armadas han sido coautoras interesadas del rompimiento del orden de derecho. Se convirtieron en brazo ejecutor del proyecto de los grupos político-económico y mediático, para impedir la consolidación del proceso democrático y participativo que demandaba el pueblo hondureño[9].

Ellas se han convertido en abanderadas de las apetencias de la ciudadanía hondureña, que exige que se respete el derecho de todas las personas y grupos a apoyar o rechazar sistemas ideológicos, políticos y económicos que no satisfagan las exigencias de nuestros pueblos. Quieren una sociedad libre y demandan vivir en paz, en sociedades en las que el derecho a la equidad sea una realidad y en las que el respeto a los derechos específicos de las mujeres se considere una obligación social.

Demandan su derecho a conocer la verdad sobre los acontecimientos del 28-J. Se rebelan ante quienes buscan imponer sus criterios particulares como criterio general de la sociedad, impidiendo que un presidente finalice su mandato constitucional porque disienten de sus proyectos políticos. Se rebelan ante la brutalidad militar y policial que impidió que la ciudadanía sea consultada sobre cualquier tema, incluyendo la elaboración de una nueva Constitución. Consideran que manifestarse sobre estos y otros es también un derecho de todas, como también lo es expresar públicamente sus preferencias políticas y sexuales. Gritarlas con toda la fuerza que pueden no las convierte en delincuentes [10].

Las FER se han posicionado al lado del pueblo hondureño y han logrado “pasar las barreras de las armas”. Han aportado al movimiento popular una particular dignidad ciudadana y un lenguaje crítico que ayuda a forjar una sociedad que repudia la inequidad. Han contribuido a fortalecer la práctica pacífica de lucha en el FNRP y han definido el necesario distanciamiento de la lógica letal de la ultraderecha. Como afirmó Leticia Salomón, “si la ultraderecha transnacional escogió a Honduras como su laboratorio de guerra contra América Latina, la resistencia en Honduras no tiene otra alternativa más que romper con la razón genocida de occidente” [11].

Superación y futuro

No cabe duda de que la labor de erigir un movimiento social latinoamericano frente a la ultraderecha global, la resistencia continental, se ha iniciado en Honduras. Las feministas han asumido su rol en la creación de praxis política basada en la prolongación de la vida con decoro, equidad, y bienestar para todas y todos. En uno de sus encuentros más reciente realizaron un debate en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Fue una oportunidad más para reflexionar y reafirmarse en su compromiso de lucha en contra del militarismo y la ocupación extranjera, así como por la construcción de una sociedad justa. Los lemas “ni golpes de Estado ni golpes a las mujeres” y “Nos tienen miedo porque no tenemos miedo” expresan muy bien el espíritu del pueblo hondureño, y en particular las feministas, quienes han demostrado que tienen muy claro su derrotero.

Las feministas hondureñas han iniciado su viaje hacia la decodificación cultural e histórica que las tenía arrinconadas en el pasado. Han acabado con los esquemas que las anclaban a un arquetipo de feminista propia del siglo anterior y se insertan en nuestro tiempo a partir de la construcción de un proyecto incluyente, respetuoso de la diversidad en el contexto de una lucha más amplia. Por ello se incorporan a las manifestaciones del FNRP y a sus encuentros para contribuir, con sus particulares aportes, a la búsqueda de un camino común para la refundación de Honduras. En este contexto, el Sábado 10 julio del 2010 [13] durante la ELECCIÓN DE LA COORDINACIÓN NACIONAL DEL FNRP, las cuales fueron dirigidas por Sara Elisa Rosales (miembra de FERH-H)y Francisco Ríos, a petición de la asamblea eligieron 16 miembros entre las que quedaron representadas las FER-H (Maria Antonia Martínez).

En el más reciente de sus comunicados, de 27 de julio, las feministas se mantienen en pie de lucha y se declaran solidarias con el pueblo hondureño y :

“Demandamos:

2. De todas las organizaciones de mujeres de Honduras y del mundo unirse a nuestras voces que, a un año del golpe de Estado, continuamos exigiendo respeto a los derechos humanos de las/os ciudadanas/os de nuestro país.[14]

Las Feministas hondureñas en su más reciente encuentro (23-24 de julio) deciden continuar en el seno del FNRP pues consideran que este, hoy más que nunca, es un movimiento social que supera a los modelos de movimientos sociales tradicionales. El FNRP carece de una estructura organizacional uniforme y definida. En algunos lugares el Frente es más horizontal y es dirigido por sus asambleas, y en otros, por comités de delegados y asambleas consultivas. Este movimiento surge justamente ante el debilitamiento estatal. Y, es más, expresamente la gran mayoría de sus integrantes se niegan a reconocer al gobierno actual por su génesis y prolongación inconstitucional. Aunado a la crisis de las organizaciones políticas tradicionales.

La demanda de una Asamblea Constituyente para la refundación de Honduras es lo que aglutina a la diversidad de organizaciones en el FNRP. Consideran el proyecto social neoliberal agotado y luchan por un mundo en el que la vida sea el principal proyecto social.

Tenemos la firme decisión de fortalecer al FNRP por las particularidades como movimiento social: es transnacional pues ha logrado un espacio en el ámbito de los organismos internacionales; es amplio e incluyente porque aglutina a la mayor parte de las organizaciones críticas con carta de ciudadanía en nuestro país; sus acciones están encaminadas a refundar el Estado; promueve las acciones simultáneas de las organizaciones que lo conforman en cualquier tiempo y región de Honduras y, sobre todo, es popular, pues la gran mayoría de las/os ciudadanas/os participan en las actividades a las que convoca.

El FNRP representa a los nuevos movimientos sociales, propios del siglo XXI, la resistencia se ha convertido en una manera de ejercer la ciudadanía y en una forma de vida, que implica un grado de conciencia y compromiso en relación a la necesaria transformación del sistema social hondureño. Nuevas categorías sociales han surgido en Honduras: ser resistente implica identidad y orgullo revolucionario, mientras que ser golpista es un insulto intelectual y ético. Por eso, en la Honduras actual, el ejercicio de la ciudadanía pasa necesariamente por el ejercicio de la rebeldía como forma de vida, de la resistencia como actitud. Estas son razones más que válidas, para que las feministas en resistencia forman parte de este movimiento social.

*Anarella Vélez es historiadora, ensayista, promotora cultural y docente en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Forma parte de, entre otras organizaciones, la Asociación Nacional de Escritoras de Honduras (ANDEH), el Comité por la Libre Expresión (C-Lbre) y milita en Feministas en Resistencia.
[1] STERN, Steve La historia secreta del género. Mujeres, hombres y poder en México en las postrimerías del periodo colonial. Fondo de cultura de México, 1999.

[2] BALTODADO MARCENARO, Ricardo Ciudadanas por y para la dictadura: el Ala Femenina Liberal de Juventud Liberal Nicaragüense, 1954-1961. http://afehc-historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=1826

[3] VÉLEZ, Anarella Breve Historia del feminismo en Honduras. https://estudiosdelamujer.wordpress.com/2010/03/01/breve-relacion-historica-del-feminismo-en-honduras/

[4] Organizaciones del Espacio de Debate: Colectivo Feminista Mujeres Universitarias, COFEMUN; Centro de Estudios de la Mujer, CEMH; Movimiento de Mujeres Socialistas Las Lolas; Centro de Estudio y Acción para el desarrollo, CESADEH; Jóvenes Feministas Universitarias; Red de Mujeres Jóvenes; Comisión de Mujer Pobladora; Articulaciones Feministas de Redes Locales; Convergencia de Mujeres de Honduras; Iniciativa Centroamericana de Seguimiento a Cairo y Beijing; y feministas independientes. Véase la Breve Historia

[5] Ver el décimo manifiesto del Movimiento de Mujeres Socialistas Dolores Caballero, Las Lolas, en https://estudiosdelamujer.wordpress.com.

[6] Comunicado 37 del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado.

[7] A partir del 28 de junio de 2009 se publican en diferentes medios varios comunicados de las feministas.

[8] CARIAS, Adelay Honduras, un golpe que nos hace nacer: Las Feministas en Resistencia. http://blog.choike.org/esp/?p=733

[9] En el Manifiesto de las mujeres organizadas en el Espacio de Debate Feminista de cara a la Consulta Popular de 25 de junio de 2009. http://estudiosdelamujer. wordpress.com/6-movimiento-de-mujeres- socialistas-las-lolas-manifiesto-no-9/

[10] Mendoza , Breny: Honduras: El post-golpe y la guerra contra el Frente Nacional de Resistencia Popular.

[11] Salomón, Leticia: “Honduras empresarios y militares protagonistas de un golpe anunciado”.

[12] Mendoza, Breny, Mirta Kennedy: Encuentro Centroamericano “Feministas en Resistencia”.

[13] en Voselsoberano, informativo electrónico del FNRP http://voselsoberano.com/v1/index.php?option=com_content&view=article&id=6425:camino-hacia-la-constituyente-dias-32-y-33-en-tocoa&catid=1:noticias-generales&Itemid=1

La coordinación del FNRP quedó integrada de la siguiente manera.

1.- Manuel Zelaya Rosales. Coordinador General del FNRP. Cargo no delegable.

2.- Juan Barahona, coordinador, Tegucigalpa.

3.- Edgardo Casaña. (FOMH) Tegucigalpa.

4.- Carlos H. Reyes. STIBYS. Tegucigalpa.

5.- Wilfredo Paz. (MUCA), Tocoa, Colón.

6.- Leonel Amaya, Roatán, Islas de la Bahía.

7.- Miguel Navarro, Olancho.

8.- Lucía Granados, Cortés.

9.- Lily Aguilar, Lempira.

10.- María Antonia Martínez (propietaria) Elena Flores (suplente). Feministas en Resistencia, Tegucigalpa.

11.- Porfirio Amador. Zona Sur.

12.- Juan Chinchilla. Juventud del MUCA.

13.- Jaime Rodríguez. COPEMH.

14.- Víctor Petit. Comayagua.

15.- Teresa Reyes. OFRANEH.

16.- José Luis Baquedano. CUTH.

[14] Comunicado de las FER-H publicado en la Red de FIAN: https://mail.google.com/mail/?shva=1#search/Comunicado+de+las+FER/12a0d9309e8d3d5d