MI CUERPO ES MIO, DE NADIE MÁS

 

 

 

 

Claudia Herrmannsdorfer

 

[claudiaherr85@gmail.com]

Es increíble cómo el poder patriarcal de  una persona opacó la posibilidad de discusión del congreso Nacional de Honduras constituido por 128 personas.

Es increíble cómo se llamaron al silencio las diputadas frente a la emisión de una ley mordaza que atenta contra los Derechos Sexuales de las Mujeres.

Es increíble cómo una mujer empecinada en controlar los cuerpos y decisiones de las mujeres, se obsesiona en estar permanentemente deformando las conquistas de otras que están en desacuerdo con el fundamentalismo religioso el que reduce a las mujeres a objetos receptores, obedientes y complacientes.

Es increíble que la lucha por el laicismo, que incluyó  no solo la separación de la Iglesia con el Estado si no  la libre determinación de las mujeres, hombres y de los pueblos; haya cegado a un poder del Estado hondureño, quien supuestamente legisla, en el contexto de un Estado Laico,
para bien de todas y todos.

Es inadmisible  que un Congreso Nacional haya aprobado una ley desde el fundamentalismo religioso para condenar a las mujeres que hacen uso de la píldora anticonceptiva de emergencia.

Las mujeres hemos sido socializadas bajo el poder sobre donde se nos acepta siempre y cuando no pestañeemos, no  pensemos y reprimamos sentimientos.

Este es el poder que muestra el Congreso Nacional al no haberse informado y discutido al respecto, haciendo caso omiso de la normativa Nacional e Internacional respecto a los Derechos Humanos de las mujeres, aunque para las mujeres que hemos aprendido a agarrar la sartén por el mango, la píldora anticonceptiva de emergencia (PAE) , no amerita discusión, es nuestro derecho.

 

El Congreso Nacional en esta oportunidad legisló siguiendo los caprichos de un pensamiento reducido, deformado y encarnado en el pecado, lo malo y lo sucio.

Todo lo que huele a mujeres, cuerpo y placer  lo reducen a aborto- aborto- aborto. Me pregunto: ¿y las mujeres que sólo procrearon dos hijas con treinta años de perfectas casadas, cuántos óvulos y espermatozoides han muerto en el camino de los placeres?

Todo lo que huele a mujeres, cuerpo y placer, lo reducen a asesinatos. Las fundamentalistas religiosas creen que sus cuerpos son perfectos y sus vidas de felicidad absoluta y que estas cualidades dadas por Dios les permite ordenar la vida de otras gentes.

En palabras de Simone de Beauvoir “La gente feliz no tiene historia”. Entonces las mujeres comunes y corrientes, pobres y ricas en búsqueda de trabajo, y con el coraje de visualizarnos más allá de un delantal y de no tener las hijas que el destino sentencia, ¿Tendremos historia?

Cuidar el cuerpo es amarlo. La píldora anticonceptiva de emergencia es una alternativa ética y moral cuando en una relación sexual no hubo protección, la píldora evita que el óvulo sea fecundado. Esto no es pecado, ni sucio, ni malo, peor asesinato. Es un derecho sexual de las
mujeres.

Las luchas socioculturales de los pueblos y de las mujeres no obedecen a caprichos individuales, las luchas han sido producto de la injusticia desencadenada por el poder ejercido por las clases dominantes que controlan la economía, la política y la ideología y que, además, tiene la
osadía de meterse  en los cuerpos de las mujeres sin pedir permiso.

Las mujeres sabemos que la libertad no se regala, se conquista, especialmente en países que como el nuestro, unas pocas, creen ser dueñas de la verdad y sabemos que, si queremos alcanzar un pedacito de cielo, tendremos que mojarnos.

Mi cuerpo es mío, de nadie más.

No más Violación a Nuestros Derechos Humanos
Movimiento Feminista Hondureño.